
Vaya por delante que la opinión que aquí se expone es la de Falco. Es muy probable que muchos no estéis de acuerdo, por lo moderado de mi postura, o por ser muy radical, pero es en la confrontación de ideas donde uno se enriquece.
La pregunta que planteo parece una pregunta retórica puesto que así lo proclama la Constitución española de 1978, España es un estado aconfesional. Sin embargo, hoy leo un artículo en El País muy interesante: "Llegó la hora del laicismo", es su título, pero el subtítulo es todavía mejor, "La nueva ley de religión es la ocasión para proclamar la laicidad pendiente del Estado y poner fin a la confesionalidad encubierta".
La pregunta que planteo parece una pregunta retórica puesto que así lo proclama la Constitución española de 1978, España es un estado aconfesional. Sin embargo, hoy leo un artículo en El País muy interesante: "Llegó la hora del laicismo", es su título, pero el subtítulo es todavía mejor, "La nueva ley de religión es la ocasión para proclamar la laicidad pendiente del Estado y poner fin a la confesionalidad encubierta".
Efectivamente, España es aconfesional en la letra pero confesional en la realidad, puesto que el catolicismo tiene una presencia bastante preeminente en el Estado, en las administraciones locales, en la educación. Por tanto, ¿se puede avanzar más en las relaciones Estado-iglesias? Sí, queda mucho camino por recorrer para considerar a España un estado totalmente laico. Creo que el PSOE ha sido muy tímido en este tema puesto que en su relación con la iglesia católica española ha buscado no ofender ni soliviantar demasiado a las masas católicas para no perder votos. Creo que en este tema no valen las medias tintas, Manuel Azaña lo tenía muy claro, él era un anticlerical empedernido que consideraba que la Iglesia Católica era tan culpable de los males de España como el caciquismo y el latifundismo.
Todo esto viene a cuento porque el PSOE se está planteando una reforma de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa para avanzar más en la laicidad del Estado, pero aunque la iglesia católica se ha puesto nerviosa, mucho me temo que la reforma volverá a quedarse corta. La laicidad del estado no se consigue solo eliminando los crucifijos de las escuelas, eso es un gesto para la galería. Hay que tocar la cartera, como se suele decir, un Estado no puede financiar a ninguna iglesia, por mucho que la católica haya tenido un protagonismo esencial en la historia de España, porque el Estado no representa a los católicos sino a los ciudadanos, son los ciudadanos los que construyen la "ciudad-estado". Y el PSOE, y esto me ha dolido a título particular, que quede claro, negoció y concedió a la iglesia católica un nuevo sistema de financiación que es incluso más lucrativo para la Conferencia Episcopal que el anterior.
Por cierto, la Conferencia Episcopal dice que a ellos la reforma de la ley religiosa no les afectaría "en absoluto" porque se rigen por el Concordato con la Santa Sede de 1979. Es decir, que la Constitución se la pasan por los bajos de la sotana. Los obispos dicen que la reforma sería "un acto de prepotencia", un paso más del "laicismo intransigente" (de intransigencia mejor que no hable la Iglesia Católica), "cristofobia" y "anticlericalismo rancio". Son muchos los ejemplos en los que se ve el miedo que tienen los obispos por perder su fuente de financiación.
¿Por qué los representantes del gobierno deben participar en las ceremonias católicas? Me parece un recuerdo del nacionalcatolicismo. Y por gobierno, entiéndase central, autonómico o local. Si participan en las ceremonias católicas, también deberían hacerlo en las judías, protestantes, islámicas, etc. Mejor en ninguna.
El gobierno del PSOE debe tener el suficiente coraje para afrontar una reforma en profundidad que me parece fundamental, ¿lo tendrá?.
Les dejo con una frase del "inquisidor", el cardenal Antonio María Rouco, presidente de la Conferencia Episcopal: "Si la reforma implica que los católicos no pudieran jurar sus cargos ante un crucifijo, no sería aceptable. El crucifijo pertenece a la historia y a la cultura de España. Siempre hay minorías que se ofenden por todo, pero la presencia del crucifijo es masiva en todos los pueblos, así que o se destruye España para quitarlos, o cierran los ojos".
Ahora resulta que si desaparecen los crucifijos, se destruye España. Lo dicho, el nacionalcatolicismo sigue vigente.
Todo esto viene a cuento porque el PSOE se está planteando una reforma de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa para avanzar más en la laicidad del Estado, pero aunque la iglesia católica se ha puesto nerviosa, mucho me temo que la reforma volverá a quedarse corta. La laicidad del estado no se consigue solo eliminando los crucifijos de las escuelas, eso es un gesto para la galería. Hay que tocar la cartera, como se suele decir, un Estado no puede financiar a ninguna iglesia, por mucho que la católica haya tenido un protagonismo esencial en la historia de España, porque el Estado no representa a los católicos sino a los ciudadanos, son los ciudadanos los que construyen la "ciudad-estado". Y el PSOE, y esto me ha dolido a título particular, que quede claro, negoció y concedió a la iglesia católica un nuevo sistema de financiación que es incluso más lucrativo para la Conferencia Episcopal que el anterior.
Por cierto, la Conferencia Episcopal dice que a ellos la reforma de la ley religiosa no les afectaría "en absoluto" porque se rigen por el Concordato con la Santa Sede de 1979. Es decir, que la Constitución se la pasan por los bajos de la sotana. Los obispos dicen que la reforma sería "un acto de prepotencia", un paso más del "laicismo intransigente" (de intransigencia mejor que no hable la Iglesia Católica), "cristofobia" y "anticlericalismo rancio". Son muchos los ejemplos en los que se ve el miedo que tienen los obispos por perder su fuente de financiación.
¿Por qué los representantes del gobierno deben participar en las ceremonias católicas? Me parece un recuerdo del nacionalcatolicismo. Y por gobierno, entiéndase central, autonómico o local. Si participan en las ceremonias católicas, también deberían hacerlo en las judías, protestantes, islámicas, etc. Mejor en ninguna.
El gobierno del PSOE debe tener el suficiente coraje para afrontar una reforma en profundidad que me parece fundamental, ¿lo tendrá?.
Les dejo con una frase del "inquisidor", el cardenal Antonio María Rouco, presidente de la Conferencia Episcopal: "Si la reforma implica que los católicos no pudieran jurar sus cargos ante un crucifijo, no sería aceptable. El crucifijo pertenece a la historia y a la cultura de España. Siempre hay minorías que se ofenden por todo, pero la presencia del crucifijo es masiva en todos los pueblos, así que o se destruye España para quitarlos, o cierran los ojos".
Ahora resulta que si desaparecen los crucifijos, se destruye España. Lo dicho, el nacionalcatolicismo sigue vigente.